Alberto Wainer Confronta a Maquiavelo en “El fin y los medios”

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Por Perla Zayas de Lima

En un momento en que han adquirido protagonismo las transposiciones, adaptaciones, versiones, versiones libres y versiones de versiones considero importante retroceder un poco en el tiempo y referirme a El fin y los medios, estrenada en el Teatro Regina dentro del Ciclo Teatrísimo el 3 de octubre de 2003 bajo la dirección de su autor, Alberto Wainer. La obra, que tuvo varias reposiciones, es una versión de La mandrágora, comedia en prosa de Maquiavelo, escrita en 1518.

En el texto fuente, la conquista amorosa de Lucrecia, esposa de Nicias, por parte de Calímaco, puede ser considerado como la plataforma desde la que despega todo un tratado sobre la estrategia (lo que incluye primero la persuasión y luego la manipulación, tal como sucede en el campo de la política) que el pretendiente lleva a cabo con el auxilio de Ligurio (pícaro), un criado (Siro) y un fraile (Fray Timoteo) y que involucra a Sóstrata (madre e la beldad codiciada).
Bajo el título “La más hermosa de las perfidias” Alberto Wainer incluye a la manera de prólogo[1] sus ideas acerca de la posición ideológica y estética de su propuesta:
“…yo no quería versionar La mandrágora; quería sí, escribir sobre su protagonista que para mí no era, como se considera casi unánimemente, Calímaco, sino el propio Maquiavelo, o por lo menos ,el Maquiavelo que yo me inventaba mientras leía sus comedias y, además también El Príncipe, los Discursos, Las crónicas florentinas, etc.”
Un Maquiavelo que teniendo como antecedente La Celestina, se convierte, a su vez en la fuente de los arquetipos molierescos, y aparece como un modelo de intelectual y hombre de acción “esa síntesis idealizada por el Romanticismo (en los escritores argentinos del S. XIX no constituía la excepción sino la regla) y que en el siglo XX fue exasperada hasta el ritual por Saint- Exupéry, Hemingway, y muchos otros.

Wainer, asimismo relaciona al florentino con los personajes fáusticos: así como Fausto y Mefisto son roles complementarios e intercambiables, “en mi comedia él es Mefisto, y Calímaco, Fausto”. Ello se corresponde con el hecho de incluir como epígrafes dos citas de Goethe, una con palabras de Fausto y otra de Mefistófeles. Y, a partir del concepto de “libre y autónoma voluntad” con el pensamiento de Todorov sobre la relación de dicha idea con el campo de los sentimientos, el de la práctica política y la administración de la cosa pública, el de la ciencia, la ética y la estética. Frente a esto, Wainer propone una pregunta inevitable: “es posible imaginar alguna autonomía de la política respecto a la ética después de Auschwitz?”

Por ello Calímaco/Maquiavello al tiempo que “seduce”, también puede “repeler”. Lo anti-utópico, lo anti-ético aparecen con claridad en las citas de Maquiavelo incorporadas en los diálogos, y el deseo del autor de generar un pensamiento crítico en los receptores se manifiesta tanto en su juego en diégesis (con el público) y en mímesis (entre los personajes), como en el empleo de recursos para “distanciar” como la interrupción del mutis de Nicolás que regresa para dar al público algunas precisiones, juegos pantomímicos, o la intervención de un coro que entona una música popular y versos licenciosos junto con tres de los personajes ( Nicolás, Siro y Calímaco).

El texto de Wainer ofrece, así, una comedia que bajo la apariencia de liviandad apunta a una reflexión sobre la dialéctica “Siervo/ Señor” y “ganadores/marginados”, a partir de una procedimiento similar al que aplicara el propio Maquiavelo sobre Terencio y Plauto. Y revela un trabajo simultáneo y orgánico entre los procesos técnicos y los procesos filosóficos que ordenan su obra. En términos de técnica: organización rítmica de diferentes tipos de discursos verbales (erótico, paródico, jurídico) en contrapunto con juegos basados en lo corporal; en cuanto al punto de vista: el sinceramiento sobre cómo el hombre busca satisfacer sus necesidades más profundas, y cómo es realmente la condición humana cada vez que se relaciona con el mundo exterior.

www.goenescena.blogspot.com.ar //año II, n° 63.
pzayaslima@gmail.com

[1] Agradezco a Alberto Wainer su autorización a comentar estas reflexiones de su autoría.
Publicadas por Perla Zayas a la/s 07:21

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