Entonces hay
que escribir/decir para ocultarse.
Desaparecerse en las palabras.
Dejar de ser en ellas.
No existe ciudadela más cerrada
que el silencio
ni silencio más obscuro
que el de las palabras.
Y si algo
alguna vez tuvo sentido
se disipó
al hacerse palabras.
Escribir/decir
es una derrota
(también disfrazarse
es mostrarse desnudo)
pero para guardar silencio
hace falta un valor inhumano.
Hay que perderse sin remedio
Entonces.
En el boscaje espeso de balbuceos y runas,
borrajear confesiones y autobiografías
y ser definitivamente para todos
para sí mismo
un perfecto desconocido.
Y así escribirse
decir sobre la vida
de modo que la vida
que la inexpresable pulsión de la vida
Su carne viva intraducible
-sus mares, sus abismos, sus desgarros-
Ocurra fuera de uno
No duela.
O duela poco