Alberto Wainer

Yossarián

No importa lo que haga o donde se encuentre, se perderá algo.
Alan Arkin

Murió un amigo del alma, el Capitán Yossarián.
Lo conocí mediados los años sesenta. La persona que me lo presentó no tenía un gran concepto de él y me previno: Aun entre hombres que carecen de toda distinción él destaca como un hombre que carece de distinción más que el resto – y añadió- Y a la gente que se lo encuentra por vez primera lo impresiona lo poco impresionante que es.
Así, o parecido fue su descripción de Yossarián, sin embargo en mí funcionó exactamente al revés, fue conocerlo y no poder dejar de frecuentarlo; no digo todos los días ni todas las semanas, pero sí cada dos o tres años, cinco o seis a lo sumo.
“Todos somos insectos prisioneros en ámbar”. Murmuró, apenas presentados y sin que viniera a cuento.
Inmediatamente me aclaró que la frase no era suya y que se la había copiado a Billy Pilgrim.
-¿ Billy Pilgrim?- le pregunté.
-Billy Pilgrim, en efecto
-¿El de Matadero 5?
-Billi Pilgrim, el de Tralfamadore.
Por lo que deduje que Yossarián, de quien ya sabía que fue bombardero de un B-25 Mitchell durante la Segunda Guerra, había participado en el bombardeo aliado de Dresde, cosa que el me desmintió, asegurándome que la mayor parte de su guerra había transcurrido en la isla de Pianosa, en el mar Mediterráneo, al oeste de Italia, donde se había asentado su escuadrón, el 256, me precisó.
Desde todo aquello ya han pasado ochenta años, Yossarián murió finalmente hace tres día con 89 cumplidos en marzo, es decir que los años (de más o de menos)tienen una importancia relativa, porque finalmente lo derribaron.
Él nunca llegó a entender porque, cada vez que lanzaba una bomba, miles de personas a las que nunca había conocido intentaban matarlo.
Alguien, un compañero bienintencionado, trató de disuadirlo para que no se tomara ese detalle como una cuestión personal, que la cosa no iba especialmente contra él , que querían matar a todo el mundo porque así es la guerra.
Y si alguien no entendía algo tan simple era porque estaba loco, y Yasserián estaba de acuerdo con todos, por lo que fue en busca del doctor Daneeka y le preguntó:
-¿Puedes dar de baja a alguien que esté loco?
-Sí, claro. Tengo que hacerlo. Hay una norma según la cual tengo que dar de baja a todos los que estén locos.
-Entonces, ¿por qué no me das de baja a mí? Estoy loco… Pregúntaselo a cualquiera, te dirá hasta qué punto estoy loco.
-Ellos sí que están locos.
-Entonces, ¿por qué no les das de baja?
-¿Por qué no me lo piden?
-Porque están locos.
…….
-¿Eso es lo único que tienen que hacer para que le den la baja?
-Sí. Pedírmelo.
-¿Y después podrás darle de baja? –preguntó Yossarian.
-No.
-O sea, es una trampa.
-Claro que es una trampa –corrobora el doctor Daneeka-. La trampa 22. Cualquiera que quiera abandonar el servicio no está realmente loco.

Victor Alejandro Wainer
Elemental, mi querido Freud.
Alberto Wainer
Thank you dear Watson. ¿Sabía usted que, aunque nunca se conocieron personalmente, Pilgrim y Yossarian mantuvieron una relación epistolar más o menos regular? Pilgrim en una ocasión (creo que de regreso al presente) le escribió: “El humor es una respuesta fisiológica al miedo” a lo que Yossarián, al que ese tipo de explicaciones no le alcanzaban , le contestó, airado: (…) La vida no es manera de tratar a un animal. …”

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