(“La araña que llora” Odilon Redon, 1881)
He aquí el animal que no existe
Rainer Maria Rilke (Sonetos a Orfeo, 1923)
La realidad es una construcción –el físico David Bohm lo explicita echando mano de la etimología: «La palabra “realidad” tiene su origen en las raíces “cosa” (res) y “pensar” (revi)», de modo que no se refiere a «todo aquello que es», sino a «todo aquello que se puede pensar.
Me gusta este ejemplo:
—La Casa Usher —dijo el señor Stendahl con satisfacción—. Proyectada, construida, comprada, pagada.
¿El señor Poe no estaría encantado?
El señor Bigelow entornó los ojos.
—¿Era esto lo que quería, señor?
—¡Sí!
—¿El color está bien? ¿Es desolado y terrible?
—¡Muy desolado, muy terrible!
—¿Las paredes son… lívidas?
—¡Asombrosamente lívidas!
—¿La laguna es bastante negra y siniestra?
—Increíblemente negra y siniestra.
—Y los juncos, no sé si sabe usted, señor Stendahl, que los hemos teñido, ¿tienen ahora el color gris y ébano apropiado
—¡Son horribles!
El señor Bigelow consultó sus planos arquitectónicos.
—La Casa, la laguna, el suelo, señor Stendahl, ¿“enfrían y acongojan el corazón, entristecen el pensamiento”?
—Señor Bigelow, vale lo que cuesta, hasta el último centavo. Dios mío, ¡qué hermosa es!
Ray Bradbury, “Usher II” (1950).