La vida no se detiene ni espera.
Por eso uno se queda
siempre y para siempre
fuera del secreto.
Como en un capítulo en blanco.
¿Qué importa
si en lo no escrito
estaba toda la verdad
y la belleza
y la clave del misterio?
Si espero
es sólo por hábito
sin esperanzas y con impaciencia
sé que no estoy en ninguna parte.
O, quizás sí que estoy
en lo no escrito del capítulo en blanco.