El arte en todas las épocas marchó en busca de la esencialidad de las cosas, en expresar la verdad por medio de una forma, en renovar al hombre, en encontrar su justificación, su vida. Pero este movimiento constante, en lo que va del siglo, de Apollinaire en más, se ha acelerado notoriamente.
Alberto Wainer ha elegido ese camino, ese ritmo de concebir su verdad, «poesía es una manera personal del conocimiento» comprometiéndose estéticamente. La imagen relato con independencia propia que puede ser abstraída, la economía del lenguaje, la capacidad de síntesis, la fuerza de la sugerencia, y la creación como una creciente agudización de la inventiva humana, se encuentran en estos poemas, pero sin perder por ello la línea argumental; es decir poesía realista de vanguardia, que toma la experiencia valiosísima del surrealismo pero dinamizado hacia la comunicación del hombre, sin perder el sentido de que la multitud, el pueblo, tiene también derecho a la poesía.
«Montaje del Sueño» nos deja además un mundo de magia, algo del acontecer, y algo de un pasado que nos recuerda los baúles de donde alguien saca los cuentos inefables, que pensamos sin saberlos nunca.
Tengo la edad del miedo y la edad de la audacia.
El poeta nació un día antes que el acontecimiento.
… Su canto enarbolado como la bandera de las transformaciones…
El camino se desenrollo como un viejo film de revisión.
… La felicidad es una astilla de fábula atravesada en el párpado.
Estos son testigos de su poesía, testigos tomados aún de poemas distintos, que configuran este tipo de creación, hecha como quería Cesare Pavese, con núcleos, versículos rítmicos, etc., pero también en la dirección de que «La poesía consiste en conferir a la página ese simplicísimo estremecimiento que da la realidad».
El rostro definitivo de la Poesía Argentina Actual se construirá con la suma de todos los rostros parciales de la misma. En esta dirección «El pan duro» realiza la actual muestra, como un llamado a la colaboración de todos.
(El pan duro, nota de contratapa)