Tan violentamente amarga


                             Ernesto Cardenal, Julio Cortázar y Eduardo Galeano

Me parece –por ahora es sólo una sensación- que si nos resignamos a la caracterización mecánica del estallido que tiene como escenario a la entrañable Nicaragua, como “otro invento del terrorismo mediático de los medios hegemónicos trasnacionales y cartelizados”, estaremos haciéndole más fácil el juego al enemigo.
La ausencia de autocrítica en la historia de los movimientos sociales que nacieron para cambiar el mundo, ha constituido para el “statu quo” un obsequio inestimable. La alguna vez gloriosa Revolución Rusa en cuya praxis absolutamente todo, salvo el acatamiento acrítico, se traducía como “traición”, es, creo, el ejemplo emblemático.
Pero hablamos de Nicaragua “tan violentamente dulce”, como nos la nombró, para siempre, Julio Cortázar y que, por supuesto nos duele especialmente. Claro que (y a él nos remite, muy adecuadamente, Atilio Borón) no se debe olvidar el marco geopolítico en el que se desenvuelve su crisis. ¿Cómo obviar el dato de que está en una región de primordial importancia estratégica para la doctrina de seguridad nacional de Estados Unidos? ¿Cómo disociar esta contingencia de los ensayos para el novísimo Plan Cóndor que, en esta parte de
latinoamerica, Macri y Temer ensayan por estos días? No hay dudas al respecto: la caída del sandinismo debilitará el entorno geopolítico de Venezuela y la haría más vulnerable, limitaría la capacidad de maniobra de López Obrador respecto a Trump, condicionaría las futuras relaciones de Cuba con el imperio, etcétera.
Aclarado esto entonces, y para no ser “objetivamente funcionales al neoliberalismo” ¿Justificamos las acciones del gobierno de Ortega, silenciamos su pactos ‘tácticos’ con enemigos históricos del sandinismo, la imposición de leyes que penalizan el aborto, una reforma previsional y a la Seguridad Social que acata los modelos del FMI, su inconsulta a la ciudadanía (una práctica que era tradición en la Nicaragua revolucionaria)?
Por supuesto que Nicaragua sufre los embates de la derecha vernácula, financiada, pertrechada y aguijoneada desde el norte ¿Pero no ha dispuesto esa derecha de la inestimable complicidad de las políticas represivas y regresivas de un gobierno (el de Ortega) en el que es difícil percibir el ADN de aquel otro FSL de Carlos Fonseca, al que cantaron -y también contribuyeron a hacer- los hoy difamados como traidores, Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez, Carlos Mejía Godoy, etc.?

(Publicado en facebok el 28/7/18)

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