“porque lo verdaderamente irracional y lo que no tiene explicación no es el mal, sino lo contrario: el bien.”
Imre Kertész
“Es una voz muy dulce, sí.
Y pronuncia tu nombre
Te llama con insistencia.
-Quizás su dueña te ame-
Sí, oye esa música: Te ama.
Te invita, seguramente,
a un largo paseo gozoso por la vida,
que, porque así debe ser
-ya que el hombre, aunque crea lo contrario,
busca naturalmente
la desdicha-
terminará en catástrofe.
Si de verdad deseas verla, cierra los ojos.
Si hablarle, calla.
No vayas, insisto, hacia el sitio abrigado
donde te está esperando:
Puede obligarte a ser feliz.
El camino tiene, como ves, un sentido único.
Sin descanso entonces
hacia donde hay frío, desamparo
y nunca nadie escuchó o
pronunció tu nombre
(O peor, sí lo escuchó,
y lo maldijo)
Habrás de escalar el aire
y dejarte caer desde la luna
y seguir cayendo
hasta que las galaxias queden atrás tuyo
o se apaguen
y, por fin, te estrelles”
Y Yago, que en efecto fue tu amigo,
o el único que jamás te mintió,
agrega finalmente:
“Y no preguntes nada más,
Lo que tenía que decir está dicho.
Desde este instante no vuelvo a hablar”.