(Este canto –que se escuchó en el Teatro Regina tras la escena final de “Tierra del Fuego” –obra de Mario Diament, cuyo pre-estreno dirigí en 2011- fue escrito con palabras sueltas e imágenes asociadas de poemas de Mahmud Darwish, Yabra Ibrahim Yabra, Mordejai Gebirtig, Fawda Tuqan, Jumah al-Dossari (prisionero en Guantánamo) y Paul Celam)
Todo canto es una madre
Que busca a su hijo en las nubes,
Que busca.
Que busca en un mapa de ausencia.
Toma mi sangre.
Toma mi mortaja y los restos de mi cuerpo.
Sólo pido morir en mi tierra
Sólo pido estar en el regazo de mi patria
renacer siendo hierba en mi tierra.
Auschwitz , Sabra, Treblinka, Chatila
Caven más hondo las palas
Toquen más sombríamente los violines luego subirán como humo en el aire
y Los músicos de la orquestina del Zircus Konzentrazani
aguardarán a los bailarines de Dabkeh en las puertas de los hornos
y entrarán (entraremos) juntos.
¿No está ahora en llamas nuestra frágil aldea humana?
¿No hay voces en el corazón de esa brasa?
Buchenwald Qana
He envejecido.
Devuélveme las estrellas de la infancia
Para nuestra patria,
Un techo de nubes.
Para nuestra patria,
La libertad de morir consumido de amor
Para nuestra patria.
¿Y nos quedaremos mirando como nuestra aldea
Va haciéndose ceniza deshaciéndose en humo?
¿Se han secado los racimos a su alrededor?
¿Se ha quemado el trigo?
¿Se han vertido las odres de aceite en la alforja de piedra?
¿Es cierto que tras la lluvia crece la hierba?
¿Es cierto que las flores saldrán en primavera?
¿Es cierto que las aves migrarán a casa?
Es cierto. Claro que es cierto.
Todo son milagros para nuestras patrias cautivas.
Todo poema es un sueño
Y yo soñé que soñaba
Piedra preciosa en su noche sangrienta…