La poesía de los 60 y la falta de un verdadero debate en la actualidad

Del blog de Héctor Negro
Domingo, 30 de marzo de 2008

Como consecuencia de la aparición y posterior lectura del libro que titulé «La verdad sobre El Pan Duro-Grupo de poesía-(1955-1964)», he recibido algunas opiniones, impresiones y textos de interesante contenido relacionados con la poesía en la década del 60, el grupo Barrilete, nuestras posturas y definiciones frente a la realidad nacional planteadas fundamentalmente en el «Manifiesto» del libro publicado por «La Rosa Blindada» en 1963 y sus resonancias. Una de las cuestiones que tienen que ver con todo esto, produjo un intercambio de ideas a través de algunas opiniones recibidas, de las cuales reproduzco para tener en cuenta, los siguientes textos, que intuyo, pueden ser motorizadores de un rico diálogo abierto, al que invitamos a participar a quienes se interesen en esta problemática, poniendo este blog a su disposición.
            Pienso que este tipo de diálogos y debates, resulta hoy más que nunca necesario, ya que han pasado años en que muchos de los protagonistas de entonces fueron ignorados o ninguneados, como asimismo sus posturas asumidas públicamente pero poco tenidas en cuenta por la crítica y los medios del establishment «literario». Otro de los motivos es la impresión que tenemos algunos sobre la actual falta de debate de las ideas en los círculos literarios y culturales que actúan como islotes donde se entronizan a sus propios paladines y se excomulgan a los que con suerte consideran sus adversario, mientras que ante una opinión divergente se responde con el silencio o el deliberado desconocimiento

DE CARLOS PATIÑO A HÉCTOR NEGRO

Hermano: acabo de terminar de leer tu libro. Las sensaciones que me produjo tu relato a veces crónica a veces ensayo son indefinibles. De pronto me sentí transportado a aquella época gloriosa, sentí el ambiente, las voces y hasta los olores de los boliches en donde nos juntábamos. .Pero sobre todo sentí – o volví a sentir – la ebullición, la fiebre, la incomparable adrenalina de nuestra aventura. No sólo poética, sino como experiencia de vida.
Pese a no haber sido, me sentí parte de EL Pan Duro, tal vez por dos cosas: una, porque conozco a casi todos y aprecio y he recordado a través de tantos años en todo momento a la gente de El Pan Duro, especialmente a vos y a Juan, con quien he tenido, especialmente en México, una relación constante. Me acuerdo de Bandoneón de papel – lo debo tener por ahí, ya lo encontraré – y en mi ya inhallable libro «Manuales del sobreviviente». que escribí al volver a Baires – cito en mi poema SAFE algo tuyo que dice La poesía puede/por algo es una flor enloquecida/ que se transforma en pájaro y martillo. También cito a Juan y a Raúl Gonzalez Tuñon y a Cacho y a Roberto Diaz… Lo cual me lleva a la segunda cosa que menciono: hay tal paralelismo entre El Pan Duro y Barrilete que al leer la historia de uno es como si estuvieras leyendo la historia del otro. En líneas generales, claro. Hay anécdotas intransferibles y hechos diferentes, pero en general…
El grupo Barrilete se consolida definitivamente cuando El Pan Duro desaparece, alrededor de 1964. Es decir, nosotros continuamos – sin saberlo y sin pensarlo – la acción iniciada por uds. Cuando hablás de las lecturas de poemas en los lugares más insólitos, cuando hablás de «sacar la poesía a la calle» y si la gente no viene a la poesía nosotros iremos hacia la gente, todo eso, estás escribiendo la historia  de Barrilete. Nosotros sabíamos que otra gente lo hacía o lo había hecho pero ese no era el punto. El punto era la poesía. Precisamente de este principio surrealista – porque el surrealismo fue la última escuela literaria que admitimos y sólo en sus aspectos no tenidos en cuenta por la generación que se llamó «surrealista» sin serlo, porque eran poetas de gabinete, muy buenos, quien puede negar a Olga Orozco o a Ricardo Molina, pero no eran surrealistas. Nosotros sí, porque sacamos la poesía a la calle, principio cardinal del surrealismo – nace la idea de los Informes, todavía más cerca de la gente, como que lo entregábamos en mano.
Otro paralelismo entre nosotros: Epitafio del Gris, de Roberto, y Hombre de doce menos cuarto, mío, fueron presentados juntos el mismo día y en el mismo lugar – La Calle, el boliche en donde tocaban Piazzolla, el Tata Cedrón y Facundo Cabral – en la calle Talcahuano. Hacía un calor de locos, había más de 200 personas y Mederos traspiraba como en un sauna cuando tocó. Mirá si hay puntos de contacto…
Te agradezco que valores como lo hiciste  mis reflexiones sobre la poesía de los 60, desperdigadas por ahí. Incluso se han hecho por lo menos dos tesis universitarias sobre mis reflexiones, pero no sé dónde están. Supongo que en algún gabinete universitario.
Hay mucha tela para cortar y así en caliente es lo que por ahora se me ocurre. Ya hablaremos más.
Un abrazo y gracias.
CARLOS PATIÑO

DE HÉCTOR NEGRO A ALBERTO WAINER
 Estimado Alberto: Te reenvío el mensaje que me mandó Patiño, ya que tiene mucho que ver con nuestras reflexiones sobre la poesía de los ’60 y lo que me dijiste en el último comentario que me enviaste en relación con tus reflexiones sobre el orígen y significado de El Pan Duro, y las de él, que yo entendí y consideré como complementarias. Creo que en este texto de Patiño hay una hipótesis que habría que considerar seriamente y que creo que a mí se me escapó al escribir el libro: que es que Barrilete se consolida cuando nosotros nos autodisolvemos y ellos vendrían a ser como una continuidad de El Pan Duro en una época más cruenta y violenta que la que nos tocó vivir en nuestro quehacer. No sé que te parecerán estas reflexiones, pero a mí me hacen pensar que no son tan desacertadas.
HÉCTOR NEGRO

DE ALBERTO WAINER A HÉCTOR NEGRO

 Si, Héctor. Hay en lo que dice Patiño pistas interesantes. No cabe la menor duda que había muchísimas cosas que compartían el Pan Duro y El Barrilete, creo también que había otras que no, o por lo menos, que no eran asumibles por la totalidad de los miembros de uno y otro grupo. De hecho lo mismo ocurrió con La Rosa blindada, en ella nos sentíamos comodos algunos y otros, lo recuerdo perfectamente, sobre todo «los compañeros de ruta», le escapaban a la actitud tan frontalmente crítica al P.C.A.. Sobre el particular tengo muy claros  recuerdos de una conversación con Castelpoggi (y por ahí podría rastrearse su falta de entusiasmo a la hora de entregarnos los poemas para la antología).
No quiero entrar en el plano estético, que sin embargo era importante, pero basta con confrontar las ideas de Patiño y las mias, respecto al 55, para advertir que partíamos de descripciones bastante disímiles (y hasta antagónicas) de la cultura y del campo nacional y popular y, naturalmente, habría sido muy dificil articular nuestras estrategias personales.
Bueno, la cuestión es que parece que has abierto un lindo espacio para volver a pelearnos (fraternalmente, por supuesto).
Un abrazo.
Alberto Wainer

Publicado por HECTOR NEGRO

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