(…) estos desposeídos concluyeron
nosotros estamos en nuestra propia tierra.
Hemos resuelto de manera práctica la reforma agraria.
Paul Zech, Villa de los Desocupados
A Paul Zech, enorme poeta, autor de una de los textos definitorios del teatro expresionista alemán, “El barco embriagado” (“Das trunkene Schiff”), balada escénica puesta en escena por Erwin Piscator en el teatro Berliner Volksbühne en 1926, los hispanoparlantes le debemos la primera traducción de un texto de Brecht a nuestro idioma. Se trata de “El delator”, uno de los 24 cuadros que componen el inmenso mosaico “Terror y Miseria del Tercer Reich”, que en 1945, editó la revista Sur.
Nacido en Briesen en 1881, publica en 1910 su primer poema en Der Sturm, revista emblemáticas de las vanguardias literarias y artísticas europeas, en 1918 recibe el premio Kleist y, en 1920, Kurt Pinthus publica doce de sus poemas en la célebre antología expresionista Menschheitsdämmerung (Crepúsculo de la humanidad).
Activo militante antifascista –sus obras fueron incluidas en la quema pública de libros en Berlín- logra huir de Alemania en 1933 y se exilia en Buenos Aires. Aquí continuará escribiendo, hasta su muerte en 1946, una vastísima y poco difundida obra (poesía, teatro, novelas, apuntes de guerra, artículos literarios, traducciones).
Pero, lo que hoy –a una semana de la muerte de Ramona Medina (*), inolvidable referente del Barrio Padre Mugica (ex Villa 31)- me importa, es destacar su visión descarnada y exacta (fruto quizás de la perspectiva desalineada de un recién llegado) de una ciudad que hacía gala de cultura, riqueza y apertura al mundo y, en simultáneo, condenaba a la miseria y a la estigmatización a quienes le sobraban. (…) en este país de las manadas de bueyes, de los campos de trigo y maíz, de las plantaciones de fruta, de viñedos y molinos de aceite, fábricas de carne y casas de comercio, monumentos de mármol, iglesias y bancos (…) no se les dará por mucho tiempo el derecho al trabajo y a la protección organizada ante la desocupación a aquellos a quienes ahora se expulsa violentamente de la ciudad de los desposeídos hacia los galpones, hacia las prestas manos de la policía.”
Son párrafos de un ensayo escrito en 1935, que comenzaba reproduciendo un reporte policial en el que se exponían los lineamientos generales del operativo de desalojo de la Villa Desocupación (un asentamiento precario establecido en torno de la zona de Puerto Nuevo, en la continuación de la avenida Canning y la rivera del Río de la Plata, zona del barrio de Palermo tradicionalmente reservada a la elite porteña) que contemplaba el traslado de sus habitantes y la demolición n de las viviendas: “Así se acaba de una vez por todas con la Villa de los Desocupados, la ciudad de los desposeídos, foco de epidemias y refugio de tantos criminales.”
Frente a la perspectiva policial, Zech redefinía el barrio en sus propios términos y se posicionaba explícitamente contra la institución policial y las medidas represivas: ¿Refugio de criminales? No, un espacio para vivir en una ciudad donde no había asilos para los sin techo, ni seguros de desempleo, “Un craso ejemplo, no tan fácilmente superable, de cómo se deja a los hombres volverse culpables por su terrible abandono, aunque ellos, precisamente, sean inocentes del desequilibrio entre la oferta y la demanda”.
A diferencia del relato expreso en el informe policial, Paul Zech planteó que el desalojo, mientras subsistieran los problemas de fondo, no solucionaba nada:
“A pesar de todo, aunque el escándalo, el asilo de los sin techo en Puerto Nuevo (…) quede al ras de la tierra y se tapen los pozos ciegos, tal vez cuando sean transformados en una avenida costera donde se pueda pasear entre hileras de álamos, habrá una invisible ciudad de los desposeídos en este país de las manadas de bueyes y de los campos de trigo, de los millonarios y de los arzobispos. Y seguirá siendo una pesadilla, hasta que la propiedad deje de concebirse para unos pocos.”
(*) Ramona Medina, vecina y referente social de la Villa 31, falleció por coronavirus el 17 de mayo de 2020.